Hace más de un año que oí hablar por primera vez de Hey Boy Hey Girl: una adaptación moderna y transgresora del clásico de Shakespeare Romeo y Julieta, escrita por Jordi Casanovas y llevada a escena por La joven compañía (si no sabéis que es La joven compañía os recomiendo que empecéis leyendo mis entradas anteriores). Aquello llevaba mi nombre escrito en letras de neón pero ya se sabe: la mujer propone, los dioses disponen y el trabajo y las tarifas del Ave lo descomponen, así que me quedé con las ganas.
Pero cuando este mes de julio anunciaron que Hey Boy Hey Girl formaría parte de la programación del Centro Conde Duque de este año, me lancé sobre el ordenador y reservé ya los billetes y el hotel. El universo me había dado una segunda oportunidad y yo sé captar las indirectas.
Así es como el sábado pasado vi por fin esta obra y no solo no me decepcionó, sino que me entusiasmó. Jordi Casanovas vuelve a demostrar que es un gran dramaturgo capaz de dar una vuelta de tuerca original a un clásico que ha sido maltratado innumerables veces a manos de los románticos más recalcitrantes.
Para empezar, los protagonistas de Hey Boy Hey Girl tienen la edad que deben tener, es decir, son jóvenes, y están cargados de hormonas, de pasión y de fuerza. Se enamoran, luchan, se odian y se desean con la intensidad que uno debería esperar en cualquier Romeo y Julieta, pero lo hacen en un lugar inesperado: un reality show al estilo Jersey (o Gandía) Shore. Y es ahí donde Casanovas convierte una adaptación más que correcta en puro arte: cuando suma una historia de amor prohibido a una crítica cruda, realista y sin tapujos a una sociedad que hace aguas, sin principios morales, en la que los más débiles son maltratados y explotados en pos del entretenimiento colectivo.
Con un escenario y una puesta en escena que me recordaron algunos de los mejores montajes de Rigola en el Teatre Lliure, un reparto muy compenetrado da vida a un abanico de personajes que se va desplegando a medida que avanza la trama, pisoteando nuestros prejuicios y convirtiéndose, incluso, en héroes. Destacan la Merche de Cristina Bertol y el Romeo y la July de Álex Villazán y Sara Sierra.
En Hey Boy Hey Girl hay mucha cultura pop, mucha música electrónica, mucho sentido del humor, pero también una reflexión más profunda sobre nuestra superioridad moral y el tipo de sociedad estamos creando, un teatro hecho y pensado por jóvenes que tiene la capacidad de hacernos reflexionar, y mucho, a quienes ya no lo somos tanto.
Estarán una semana más en el Centro Conde Duque. No perdáis la oportunidad de verla.