Cándida

Esta crítica solo puede empezar de una manera: “ole tu coño, Anna Tamayo“. Y es que en un mundo teatral donde a menudo vemos desfilar una cantidad sonrojante de penes (metafóricos, claro está) sobre los escenarios, ver a una actriz con su coño en escena es toda una muestra de rebeldía, valentía y un muy necesario soplo de aire fresco.

En Cándida, su creadora e intérprete ha volcado una experiencia personal. Estamos ante un cabaret autobiográfico en el que con la excusa de una infección por hongos (las desesperantes cándidas) emprendemos un viaje a la esencia de la protagonista para descubrir el porqué de un desasosiego interior mucho más terrible que ese picor externo.

Tamayo, acompañada en escena del violinista Joange, ha convertido el pequeño escenario de la Sala Fénix, en un espacio íntimo y personal. En él descubrimos a una intérprete total, con múltiples capas y facetas, tan dotada para el drama como para la comedia, que lo mismo te canta que te hace un número de mimo que carga con el violinista a hombros, todo ello sin perder el tono, el ritmo y la presencia.

Cándida es uno de esos montajes personalísimos que, desde la singularidad más absoluta se convierten en grito universal, el grito del dolor silenciado, de la liberación, de la esperanza. Un trabajo excelente que da el pistoletazo de salida a un ciclo que llenará la Sala Fénix de propuestas firmadas por mujeres. Qué buena manera de empezar la temporada.

 

Cándida

Idea original: Vagina de Anna Tamayo. Actriz: Anna Tamayo. Composición y música en directo: Joange. Asesoramiento de movimiento: Valentina Azzati. Acompañamiento Art Terapèutic: Mercè Alegre. Dirección de actriz: José Tobella. Dirección y dramaturgia: todo el equipo.

Sala: Sala Fénix. Fecha: 13/09/2018.

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